El Eudista de hoy

La Congregación de Jesús y María, fundada por San Juan Eudes en el año 1643 en Francia, hoy con 382 años peregrinando en el mundo no solamente es una “institución religiosa” que se ha dedicado a desempeñar con dedicación el carisma de la “Formación y de la Evangelización” de los pueblos, sino que es un “Cuerpo misionero internacional” que se ha consolidado a través del tiempo en responder en fidelidad a la obra encomendada por Dios y por santo fundador.

Sus miembros conocidos como los Eudistas herederos de esta gran experiencia espiritual en los “sagrados corazones de Jesús y María”, como Superiores y participes de un carisma particular de “formar y evangelizar al pueblo de Dios”, no dejan de trabajar en el anuncio del Evangelio y en la renovación de la fe, mediante el testimonio de su vida, la oración, la enseñanza y el desempeño de las diversas tareas pastorales (Const. N°23). Es sin duda, una congregación cuya misión en el seno de la Iglesia es colaborar en la obra de la Evangelización y en la formación de buenos obreros del Evangelio (Const. N°10).

Hoy, con alegría nos unimos como congregación al llamado universal de la Iglesia de vivir el año jubilar siendo “los peregrinos de esperanza” en medio de un mundo estremecido por la guerra y la insolencia, una realidad que estremece a la humanidad a la cual todos nos sentimos comprometidos siendo testigos de un Reino de justicia y de libertad (Const. N°25).

También acogemos con alegría y gozo espiritual el llamado de la Congregación a vivir un año jubilar Eudista en el marco del Centenario de la canonización de San Juan Eudes y los 400 años de su Sacerdocio. Motivación oportuna para renovar con fe y corazón generoso “la alegría de ser eudistas”. Ha sido un año de grandes bendiciones al recordar y vivir también en nuestra pequeña Provincia de Venezuela el centenario de la llegada de los padres Eudistas a nuestra patria. Acontecimientos que nos motivan a seguir siendo fieles al llamado del Señor y seguir con actitud humilde en cumplimiento de su voluntad divina.

Pedimos al Espíritu de Dios que nos de la capacidad de responder como congregación misionera a todos los grandes desafíos que se nos presentan en la actualidad. Que con la mirada y actitud misericordiosa de Jesús que revela la ternura infinita del corazón del Padre podamos hacer frente a todas las angustias, sean ellas fruto de la injusticia, de la soledad, de la ignorancia, de la miseria moral o del pecado que hoy atraviesa la humanidad (Const. N°26). Que podamos seguir siendo constructores de un Reino de justicia, de santidad y de paz en nuestros días.

P. Rafael Viloria, cjm
Superior Provincial