
La presencia de María en el pueblo venezolano
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27 de octubre de 2025Santidad en Venezuela
“La devoción de Jesucristo, nuestro Señor, consistió en cumplir a la perfección todas las voluntades de su Padre” (O.C. I., 265) esto lo escribió san Juan Eudes en su tiempo durante su labor misionera, hoy lo leemos y nos apropiamos de ello como esa guía que nos conduce por el sendero que nos promete plenitud: la Santidad; de seguro nuestro santo fundador lo escribiría con toda la intención de brindar a sus hijos espirituales en un futuro una herencia que permita dar pasos para alcanzar la salvación.
Me permito citar a este insigne santo al inicio de este escrito porque quiero que sea fuente que inspire a cada uno de nosotros en nuestro camino espiritual, sabiendo que la santidad está a la vuelta de la esquina, no es algo que podamos adquirir sin hacer esfuerzo alguno, al contrario, requiere el ponerle las ganas suficientes para poder alcanzarla ¿parece difícil? Pues sí, pero algo de lo que sí estamos seguros porque la Palabra de Dios nos ha mantenido esperanzados es que lo imposible no existe para Dios (Cfr. Lucas 1, 37).
Para el venezolano este es un tema que ha tomado mayor relevancia, ya no es visto como algo muy lejano, más bien como un propósito de esperanza en medio de tantas turbulencias y vicisitudes que se han vivido en los últimos tiempos; para nadie es un secreto que un país entero se ha visto entristecido y la fe un poco debilitada, sin duda alguna han sido tiempos difíciles, pero a pesar de todo eso Dios no se deja ganar en generosidad, en medio de la angustia y la desesperación ha brotado una luz espléndida que nos recuerda que Venezuela es una tierra de gracia, es una tierra sagrada.
No basta con sabernos bendecidos por la Santísima Virgen María al elegir nuestro suelo como ese relicario donde ha querido quedarse, no nos basta sabernos el único país consagrado al Santísimo Sacramento del Altar, cuando creíamos que eso era todo, el amor de Dios nos ha hecho notar que Venezuela aún tiene mucho que recibir, pues ahora gozamos con la alegría de tener dos santos que interceden por todo un país.
Dos venezolanos de a pie, dos ciudadanos del cielo que supieron hacer profesión de Jesucristo en nuestras calles, dos ejemplares de misericordia y amor, dos humanos así como nosotros que vivieron también calamidades, pero que en medio de ese estruendo supieron abrazar la cruz, cuyo valor y esfuerzo da como resultado estar gozando la plenitud; dos venezolanos que vivieron fielmente su vocación bautismal.
¿Qué venezolano en su niñez no escuchó el nombre de José Gregorio Hernández? Creo que toda una iglesia local durante años hemos crecido escuchando la historia del “médico de los pobres”, y hasta le habremos visto en estampitas, cuadros y recuerdos que nuestras abuelitas, madres o familiares han tenido en un altar; la santidad de este trujillano ya era reconocida por un pueblo que le amaba, porque su ayuda e intercesión fue evidenciada por muchos, desde el oriente hasta el occidente, montañas y llanos, el nombre de José Gregorio representaba paz, tranquilidad y serenidad en aquellos que clamaban salud de cuerpo y alma.
Quizás de la madre Carmen no tengamos mayor conocimiento; sin embargo, su silencio hoy en día ha hecho ruido en nuestros corazones, una mujer que con su ímpetu y amor a Dios, en medio de su discapacidad demostró que no era una limitante para vivir su cristiandad, adhiriéndose al corazón de Dios y renunciando a todo aquello que no provenía del cielo; su amor a la eucaristía nos lleva a ver en Jesús Hostia esa vía que nos lleva a la santidad, sería esta una frase dicha por ella misma a sus hijas espirituales y que hoy en día sigue siendo fuente de entrega ante aquel que llama, sana y capacita a la misión.
Estos dos ejemplos nos llenan de alegría y orgullo, este hecho histórico marca sin duda un antes y un después en la iglesia venezolana, apenas se abren las puertas del cielo para tantos testimonios que hoy conocemos que han dejado su huella impregnada en esta tierra llevando la bandera de la santidad, seguimos pidiendo a Dios por las causas de nuestras beatas María de San José y Candelaria de San José, además del proceso de beatificación de quien es el primer eudista venezolano, monseñor Miguel Antonio Salas, sin duda esto nos alegra y nos hace reavivar el deseo de vivir día a día como peregrinos de esperanza.
Hablar de ellos es motivarnos como venezolanos a renovar la alegría de vivir nuestro carisma con entrega y dedicación, José Gregorio nos recuerda la entrega de Juan Eudes en las misiones al atender a los apestados, su profundo compromiso con Dios de sentir en su corazón la miseria de aquellos que sufren y más que sentirla atenderla y actuar; de la misma manera el celo por la formación del clero en nuestro santo fundador refleja también el ejemplo de nuestra madre Carmen, cuyo carisma es el sacerdocio, trabajó por ayudar, proteger y atender a los sacerdotes que se encontraban en fuertes crisis, con su oración sostenía las vocaciones.
Estas experiencias no son lejanas a nuestro carisma, en este año jubilar como venezolanos debemos ver este acontecimiento como un fruto de bendición, José Gregorio y madre Carmen sean nuestros reflejos de esperanza para hacer vivir y reinar a Jesús en el corazón de todo aquel que se nos presente en la misión.
¡Venezuela se engalana y está de fiesta!, vivamos este acontecimiento con entusiasmo y dejémonos guiar por el Santo Espíritu de Dios para que nuestra misión podamos recordar que hay un llamado universal, el llamado a la santidad, dirá nuestro santo fundador que ser cristianos y ser santos es lo mismo, vivamos nuestra vocación bautismal con corazón grande y ánimo decidido.
Yohandy Méndez
Candidato Eudista




